A pesar de que ya había visto muchas fotos del salar de Uyuni, la experiencia no me decepcionó para nada. Es más, me impresionó y me dejó con la boca abierta la mitad del tiempo… No sé por qué, pero cuando me subo a un vehículo con vistas a la carretera, mi mente empieza a divagar casi automáticamente. Mis pensamientos se dispersan y conecto directamente con mis sueños, objetivos, locuras…etc. Pero una vez entramos en el salar, sin ningún tipo de referencia ni dirección aparente más que el horizonte inundado de blanco por la sal, unido al azul cielo, di rienda suelta a mis pensamientos por completo, con la mirada fija hacia ningún lugar y alucinando con el paisaje.
Nada más llegar a Uyuni nos abordó una chica de una agencia turística ofreciéndonos un tour al salar. Mi primera reacción fue de rechazo, porque justo estaba bajando del autobús y aún estaba medio dormida. Sin embargo, la chica, paciente y constante, se quedó allí, a nuestro lado, por si conseguía convencernos. Y al final, a pesar de mi rechazo inicial, lo hizo.
Decidimos acercamos a su oficina de la agencia para recibir más información sobre el tour que ofrecían y la misma chica nos acompañó. Al final nos costó unos 120 USD (dólares) por persona por el tour con guía. Duraba tres días y el precio incluía el transporte, alojamiento para dos noches y la comida.
Primer día
Esa misma mañana empezamos el día despertándonos en un hotel de sal, proporcionado por la misma agencia (Landscape Ecological Operator) por 70 BOB/persona (aprox. 8,70 €). Salimos a comprar agua y fruta, para el camino, y hacia las 11:00 nos reunimos con el guía y el resto del grupo para empezar la excursión.
La primera parada fue en el cementerio de trenes, a unos 3 kilómetros de Uyuni, donde hay muchos vagones en fila, abandonados y oxidados.
Después paramos brevemente en Colchani, donde venden muchas artesanías hechas con sal, entre otros souvenirs. Nosotros, como no nos cabe nada más en la mochila, no compramos nada, pero reconozco que me encanta observar todos los puestecitos. En ese pueblo viven unas 400 personas principalmente de la agricultura, porque producen quinua. También viven del salar con sus propias artesanías y del turismo. Al cabo de poco ya entramos en el salar. Enseguida paramos en un lugar donde pudimos observar varios “charcos” de agua a los que llaman “ojitos de sal”, de donde salen pequeñas burbujas de gas de forma natural.
El mayor desierto de sal del mundo
El salar de Uyuni o Thunupa es el mayor desierto de sal del mundo con unos 10.500 km2. La verdad es que no me hacía a la idea de lo grande que es hasta que comparé cifras y supe que es más grande que toda la provincia de Navarra, por ejemplo. Para entrar al salar con tu propio vehículo hay que informarse bien, ya que las zonas cercanas al exterior del salar son más húmedas y eso hace que los coches no puedan entrar por cualquier sitio.
Nosotros, como no viajamos con ningún vehículo, tuvimos que contratar el servicio del guía para poder acceder y, al parecer, también es recomendable esa opción de todos modos, porque hay gente que a veces se pierde en medio del salar. Según nos contaron, incluso si vas con tu propio GPS, éste puede dejar de funcionar a causa del litio en la zona, por lo que te puedes quedar sin ninguna referencia para saber hacia dónde dirigirte. Nuestro guía nos contó que varias veces han tenido que ir a rescatar a gente en helicóptero para poder salir del salar.
Después paramos a comer en el primer hotel de sal que construyeron dentro del salar, que ahora le llaman museo de sal.
En el horizonte sólo se veía sal, y más sal… ¡Parecía increíble!
Una recomendación: Si sale un día de pleno sol, es necesario llevar gafas de sol y ponerse crema solar en la cara, porque la sensación que tenía era como cuando vas a esquiar, que la luz se refleja en todos lados.
La isla de los cactus gigantes
En la isla Incahuasi había que pagar una entrada aparte, que costaba 30 BOB/ persona (aprox. 3,70 €), si querías subir hasta arriba de la isla. Pero, de nuevo, valía la pena observar las vistas desde allí… Rodeados de cactus enormes, de varios metros de altura, y con un vendaval que venía en todas direcciones, me saltaba la risa sólo de pensar dónde nos encontrábamos… En alguna parte de Bolivia, con un frío intenso y sintiéndome agradecida por la decisión de realizar este viaje… mientras observaba este paisaje inhóspito.
Al final del día, antes de llegar al refugio, recibí un regalo en forma de luz… Estuvimos un buen rato observando cómo caía el sol en medio del salar y sentí que recibía un mensaje alto y claro: confía en ti misma y… de paso, échale un poco de sal a la vida.
Incluso tuvimos la oportunidad de observar la inmensidad de las estrellas en plena noche… Y me sentí realmente abrumada mientras nos arropaba la luz de la luna.
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Gracias por haber llegado hasta aquí 🙂
QUÉ BONITO, ANA!!! QUÉ PRECIOSIDAD DE LUGAR Y DE PAISAJE!!!!Y, SOBRETODO, CÓMO LO DESCRIBES TÚ……ERES CAPAZ DE CONTAGIAR EL MISMO ENTUSISMO QUE DESTILAS TÚ Y EL MISMO INTERES POR DESCUBRIR LUGARES TAN MARAVILLOSOS COMO ESE. A PARTIR DE AHORA, QUEDA APUNTADO BOLIVIA EN MI LISTA DE “VIAJES POR HACER”…. Y ESO QUE NUNCA HABÍA REPARADO ESPECIALMENTE EN ESE PAIS PERO AHORA ME TIENE ENTUSIASMADA!!!! QUE SIGAIS DISFRUTANDO CON ESA PASIÓN Y ESA ILUSIÓN QUE LE PONEIS A VUESTRA “EMPRESA”….!!!! MUCHOS BESITOS, GUAPOSSSSSS
¡Muchas gracias, tía! Nosotros tampoco teníamos muchas referencias de Bolivia (en general), y eso que hay tanta información disponible para buscar… pero la verdad es que tiene paisajes muy bonitos 🙂
Quines fotos més xules i quin paratge tan espectacular. Fa enveja sana…
M’alegra veure que seguiu el viatge amb salut i entusiasmr.
Una abraçada des de la “dolça” Catalunya…
Maite
Merci, Maite! Sempre hi ha dies millors que d’altres, però en general estem molt contents i gaudint de l’experiència 🙂 Una abraçada molt forta!
Buenooooo, me faltan las palabras para expresar mi sentimiento y ver lo bonito y tu explicación me llena el alma y solo me queda dar gracias a Dios por todo lo c reado y que vosotros lo esteis disfrutando. Un beso garndeeee, cuidaros y vivr cada momento.
¡Muchas gracias, Mª Eugenia! Si, ¡nos cuidamos mucho! ¡Te mandamos un beso enorme para ti también! 🙂
Hola, Javi seguro que dejaste algo de los verdes -XOTA- en el Hotel de sal jajajajaja