De repente estaba de viaje con mi pareja, en ese momento nos encontrábamos en la habitación de un hostal. Yo tenía la mirada puesta en mi bolsa, que no se paraba de mover. Algo se movía dentro, se resistía, gritaba. Empecé a hablar más alto para que no oyeran esos gritos, para que no se dieran cuenta de nada. Seguimos nuestra marcha.