¿De dónde sale ese pensamiento? ¿Por qué parece que lo tengo incrustado en mi interior? A veces me he sorprendido a mí misma pensando de esa manera cuando miro, leo o escucho a esa persona por la que siento envidia. Sin embargo, llega un día en que te das cuenta de que ese sentimiento, al igual que el miedo, se puede convertir en algo positivo, en el motor del cambio. Un cambio de perspectiva. Y esa envidia se puede transformar simplemente en admiración. Entonces puedes seguir caminando desde la paz interior y la tranquilidad que te produce lo que has aprendido, el sentimiento de que eres suficiente en cada momento al aceptarte tal y como eres. Es decir, apreciando la magia de ser tú misma. Ni más ni menos.
Pero hace unos meses no me imaginaba que iba a llegar hasta este punto, ni por asomo. La baja autoestima destruía día a día la confianza en mí misma. Pero ahora que ha terminado Circus People, un programa de desarrollo personal organizado por la coach Hana Kanjaa, me he dado cuenta de muchas cosas.
La verdad es que ha sido un proceso de aprendizaje brutal. Y me ha surgido la necesidad de escribir sobre mis reflexiones a raíz del último taller presencial donde hicimos balance y cada una se situó dentro de su propio proceso de crecimiento personal.
Empezando el día con ilusión
Llegué a Madrid el mismo día del taller por la mañana. En la cafetería donde me senté a desayunar recibí, como si de un regalo se tratara, el primer mensaje: lo que iba a sentir durante todo el día.
Poco después, al entrar en el espacio Izada, donde Hana iba a impartir el taller, me encontré con otro mensaje. Unas palabras que resonaron en mi interior, esta vez por partida triple:
- Comparte: tus emociones, pensamientos, reflexiones, sensaciones, sentimientos…
- Emprende: un viaje, un proyecto, una acción…
- Crea: magia, contenido, valor, ilusión, un sueño…
Y para rematar, una frase colgada de la pared:
“Wish it, dream it, do it!”. Es decir: Deséalo, suéñalo, hazlo. (Aquí es cuando debería poner una carita con los ojos con dos corazones…?)
Mi propio proceso de aprendizaje
Así, con esa ilusión que te produce el encuentro, se te llena el cuerpo de energía positiva y se te pone sin querer una sonrisa de oreja a oreja al ver que vuelves a compartir unas horas con las chicas con las que has estado caminando durante los últimos seis meses. Entonces sacas la libreta para apuntar todo aquello que te inspire durante el taller para poder volver a leerlo y revivirlo cuando sea que te vuelvas a encontrar con esos apuntes.
Uno de los ejercicios que hicimos para realizar nuestro propio balance de todos los aprendizajes hechos durante este tiempo, fue escribir las palabras clave que personalmente pensábamos que definían nuestro proceso. A mí me salían las palabras “perdida”, “inseguridad”, “expectación”, “ilusión”, “miedo”, “energía”, “confianza”, “aprender”, “avanzar” y “sueños”.
Una estrella llena de magia
Con cada pieza del color asignado a cada palabra según su importancia, debíamos formar una figura que tuviera un significado personal. A mí, después de observar de nuevo mis palabras, me surgió la forma de una estrella. Sentí que había tres dimensiones diferentes, pero todas relacionadas entre sí, por lo que coloqué todas las piezas al mismo nivel. La base de mi aprendizaje durante estos meses es que ahora tengo más herramientas para seguir avanzando hacia mis sueños con la expectación que me produce seguir aprendiendo cada día.
Los cuatro conceptos que apuntalan esta base son los siguientes: El miedo, que sé que volverá a aparecer en ciertos momentos, pero que, en realidad, genera la energía necesaria para actuar. Esa energía que sientes que te está ayudando a tirar hacia adelante. Y, por otra parte, la ilusión que me moviliza genera la confianza en mí necesaria para dar el siguiente paso.
No muy lejos están, sin embargo, las sensaciones de inseguridad y de estar perdida. Éstas tienen ya un tamaño bien pequeñito, a pesar de que aún rondan por ahí. No sé si algún día desaparecerán por completo, pero lo que sí sé es que en estos momentos no son más que un leve reflejo de lo que hace tiempo parecía una invasión. Ahora, en cambio, no son más que un destello de luz. Una luz que marca el camino a seguir, el de mi intuición.
Como se aprende, es haciendo
Poco después, Hana colocó encima de la mesa un montón de tarjetas giradas del revés y tuvimos que elegir dos al azar. A mí me salieron los conceptos “beginning” (comienzo) y “doing” (haciendo) para explicar qué me llevo de este proceso. La verdad es que no pudieron ser más acertados.
La sensación que tengo es que como se aprende, es haciendo, actuando. Y que detrás de esa acción está la responsabilidad y el compromiso respecto a mi vida y lo que quiero construir en relación a mis valores. Cada día es un nuevo comienzo y eso me da el impulso necesario para moverme. Y una vez que ya estás en movimiento, que has empezado a actuar, esa inercia es la que me da la suficiente confianza en mí misma para saber que sabré tejer mis sueños utilizando mis propios recursos y mi creatividad. Esto me produce la sensación de que todo encaja, como si de un juego de LEGO se tratara. Y al final, cada una de nosotras le regaló a una compañera una de sus tarjetas. Yo recibí una con un brote verde y la palabra “results” (resultados).
De repente, dentro de este contexto, la envidia por alguien se transforma, como decía antes, en admiración. Y últimamente, cada vez que me sobreviene ese pensamiento, me acuerdo de la canción de “El libro de la selva” y me pongo a sonreír. No hay mejor antídoto ante un pensamiento crítico, con el que sientes que te estás minusvalorando, que el ser consciente de él, observarlo sin juzgarlo, abrazarlo y poderle responder con todo el cariño del mundo que no tiene el poder de boicotearte, así que te miras al espejo y te dices a tí misma, mientras te pones a bailar: “Quiero ser como tú”.
Y a ti, ¿te surge alguna reflexión a raíz de este post? ¡Me encantará leerla en los comentarios! 🙂
M’agrada la reflexió que fas Ana. Quantes vegades he sentit aquesta barreja d’enveja i admiració! Dels més envejats i admirats per mí són dos grans homes, persones d’àmbits molt diferents però molt sinceres i amb una actitud envejable a la vida, una és José Luis Sampedro i l’altra és Carles Capdevila, tots dos ja no estan entre nosaltres (el Carles fa molt poc que ens ha deixat) però els admiraré sempre.
Sí, tens raó! A mi també m’agradava el que transmetien i quan he vist entrevistes seves m´han inspirat molt! Penso que és important quedar-se amb el seu missatge i filosofia de vida per mantenir el record
Me encanta, Ana. Ha sido un placer compartir estos meses contigo y con las chicas. Has crecido tanto que es increíble. Seguimos este nuevo camino todas juntas después de haber descubierto que, en realidad, la cuestión está en querer ser como una es ¿verdad?
¡¡Si, Esperanza!! Eso es 🙂 ¡Cuánto hemos aprendido y qué bonito ha sido compartir este proceso! ¡Un abrazo enorme, guapa! 🙂
Muy guapo ese escrito. Sigue creciendo así y llegaras al cielo.???
¡Muchas gracias, Pedro! ¡¡Un abrazo muy fuertee!!?